Si los sÃntomas son leves, puede que sea posible tratarlos adecuadamente con medicamentos antiinflamatorios y para dolores de cabeza. En esos casos, se supervisa a los niños estrechamente para que los doctores puedan intervenir rápidamente si la afección llegar a empeorar. Incluso los niños con casos leves o asintomáticos de CM1 son vulnerables a la compresión del tejido cerebral entre la columna vertebral y el cráneo, asà que deben evitar tratamiento quiropráctico, las montañas rusas, los trampolines y otras actividades que podrÃan resultar en una hiperextensión cervical. Damos seguimiento a más niños de los que tratamos quirúrgicamente ya que se sigue desconociendo la historia natural de un niño con CM1 y esta es mucho más común de lo que se pensaba antes.
Los casos en los que los sÃntomas se están intensificando o ya son discapacitantes sà requieren cirugÃa para arreglar el problema y poner un alto a la evolución de los problemas estructurales que son la base del trastorno.
La cirugÃa para la CM1 se llama cirugÃa de descompresión de la fosa posterior, o algunas veces solo descompresión de Chiari. Comienza con la extracción de una porción del hueso del cráneo (craneotomÃa) en la parte inferior de la parte posterior del cráneo para liberar la presión del cerebelo herniado y restaurar el flujo sin obstáculos del lÃquido cefalorraquÃdeo. Luego el cirujano extrae una parte del techo óseo arqueado del canal espinal, llamada C1, para hacer más espacio y liberar la presión de la médula espinal. Algunas veces el cirujano luego redondeará las amÃgdalas cerebelosas para mejorar aún más el flujo del lÃquido cefalorraquÃdeo. Finalmente, con un microscopio, el cirujano cose un parche flexible y duradero sobre la zona para proteger al tejido subyacente al tiempo que da espacio a las amÃgdalas cerebelosas y ayuda al libre flujo del lÃquido cefalorraquÃdeo. La cirugÃa normalmente tarda entre dos y tres horas.
La mayorÃa de los niños que tienen la cirugÃa de descompresión de Chiari notan una mejora de sus sÃntomas una o dos semanas después de la cirugÃa. Aunque la mayorÃa de los niños solo necesitan una cirugÃa para corregir su CM1, algunos niños requieren procedimientos quirúrgicos posteriores para tratar su CM1. En niños muy pequeños, por ejemplo, el hueso extirpado puede volver a crecer y comprimir de nuevo al cerebelo, o las porciones inferiores del cerebelo pueden caer de nuevo por debajo del foramen magno e impedir el flujo del lÃquido cefalorraquÃdeo. Es posible que también se vuelva a formar la siringe, requiriendo un tratamiento quirúrgico con otra descompresión de Chiari o la instalación de una derivación en la siringe. El objetivo de la cirugÃa es maximizar la calidad de vida del niño para que pueda volver a ser niño.
En algunos casos, la obstaculización del flujo del lÃquido cefalorraquÃdeo puede provocarÌýhidrocefalia, que debe tratarse con la colocación quirúrgica de una derivación, o como alternativa, una endoscópica del tercer ventrÃculo para desviar el lÃquido cefalorraquÃdeo por debajo del cerebro.
Después de la cirugÃa de descompresión de Chiari, las presiones elevadas del lÃquido cefalorraquÃdeo pueden empeorar y resultar en una hipertensión intercraneal benigna o pseudotumor cerebral, provocando sÃntomas (en particular dolor de cabeza frontal) que algunas veces se confunden con una indicación de la existencia de un tumor. A menudo, esta afección se puede tratar simplemente con un medicamento que reduzca la producción del lÃquido cefalorraquÃdeo, pero es posible que se requiera hacer la punción lumbar y el examen de ojos para hacer unÌý»å¾±²¹²µ²Ôó²õ³Ù¾±³¦´Ç. Algunos casos más extremos pueden requerir la introducción quirúrgica de una derivación que saque el exceso del lÃquido cefalorraquÃdeo del cerebro.
El tiempo que toma recuperarse completamente de la descompresión de Chiari varÃa de un niño a otro, pero la mayorÃa de los pacientes normalmente pasan de tres a cuatro dÃas en el hospital y dos o tres semanas en casa antes de volver a la escuela. Los pacientes pueden tener algunos dolores de cabeza frontales intermitentes y dolor posquirúrgico en el cuello, durante la recuperación, pero normalmente estos pasan. La mayorÃa de los niños que tratamos quirúrgicamente pueden esperar volver a sus actividades normales y volver a disfrutar su niñez.
El Lucile Packard Children’s Hospital StanfordÌýde Palo Alto es unÌýcentro de destino nacional para las malformaciones de Chiari. Los pacientes y sus familias vienen aquà para recibir el mejor »å¾±²¹²µ²Ôó²õ³Ù¾±³¦´Ç, tratamiento y atención de seguimiento posibles. Estamos trabajando constantemente para mejorar la experiencia y calidad de vida de nuestros pacientes.
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